¿Dónde está?
“Tenemos que lograr que en el mundo no haya dos clases de personas”
Brecht
¿Dónde está?
¿Bajo las matas?
¿En los pajonales?
¿Sobre los puentes?
¿En los canales?
¿En el arroyo Maldonado?
¿En Santiago del Estero?
¿Comiqueando con Kosteki como dijo Leónidas?
¿Con Darío cortando alguna arteria principal?
¿Va subiendo hacia el limbo
donde se agolpan con las antiguas
las nuevas incógnitas sin entidad?
Jorge Julio López, ¿habrá llegado?
¿o sigue bebiendo plácido el té en la casa de su tía?
Pero éste, el de ahora, ¿dónde está?
¿Sobre la silueta de tiza del maestro acribillado?
¿En la mira de los que habitan las torres?
¿En la mirilla de la señora que nunca vio nada?
¿En la mirada de sus amigos mapuches?
¿Está con las patas en la fuente,
con el culo al norte,
debajo de la alfombra democrática?
¿Está con los pies bajo tierra,
con los pájaros volados,
el cráneo partido,
el pecho abierto despidiendo humo todavía?
¿Está en el corazón del pueblo peronista,
en el de los K, kafkianamente agazapado;
lo trituró el puño invisible del mercado
que lo tenía marcado por zurdito?
¿Está en la vigilia infernal de sus padres?
¿En la prosa vital que nos enreda cada día,
en el verso ocasional de cualquiera que no quiera la muerte
o en la mala conciencia del Comisario Cultural?
¿Poesía pura?
Ya hablaron Vallejo, Gelman, Roque Dalton, Víctor Jara.
¿Poesía de la Idea?
La mitad de la obra de Mallarmé son salutaciones de Pascua.
¿Vigencia del dictum adorniano?
Después de La Perla
es imposible escribir una poesía
que no se borde por la paz en los pañuelos blancos.
Hasta los ciegos leen con sus yemas
las letras en relieve que dicen Nunca Más.
(Pablo Dema, Departamento de Letras, Facultad de Ciencias Humanas, UNRC, 11/09/2017)