Contextos de Educación

El ingreso a la escritura y a las culturas de lo escrito
Emilia Ferreiro (2013) México: Siglo XXI, 328 páginas.

Alicia Vázquez

El ingreso a la escritura y a las culturas de lo escrito es una compilación de artículos escritos por la autora, algunos de ellos en coautoría con especialistas que bajo su dirección realizaron la formación de postgrado. Los primeros artículos constituyen versiones ya publicadas, algunas en lengua española y otras son traducciones redactadas inicialmente en otras lenguas. También se encuentran versiones escritas de conferencias pronunciadas por la autora en distintas ocasiones, otras corregidas y revisadas de artículos anteriores y algunas inéditas. Aunque las preocupaciones pedagógicas no están ausentes, la obra no se ocupa explícitamente de ellas, sino que presenta resultados de investigaciones que se ofrecen como elementos de reflexión y problematización sobre la alfabetización en el mundo contemporáneo, cuyas implicancias educativas son innegables.

La autora argumenta que así como la evolución de la escritura a través de los siglos no puede ser considerada una progresión lineal, la comprensión de ese objeto por parte de los niños no procede de lo simple a lo complejo, de lo concreto a lo abstracto, sino que atraviesa una serie de vicisitudes que implican notables esfuerzos cognitivos de avances y retrocesos, conflictos y reconceptualizaciones, centraciones y descentraciones, contradicciones y nuevas coordinaciones para lograr el dominio de lo alfabético. Estos procesos se ponen en evidencia en una serie de investigaciones que ampliaron el conocimiento acerca de los modos de apropiación de la lengua escrita.

Algunas de las investigaciones permitieron una descripción más detallada de los períodos de transición de un nivel de conceptualización a otro o de oscilaciones dentro de un mismo nivel. Niños que escriben silábicamente solo con vocales pertinentes, cuando comienzan a agregar consonantes ponen de manifiesto que incorporan en sus escrituras letras pertinentes pero en desorden, lo que la autora denomina “desorden con pertinencia”. Estos hechos de desestabilización de las escrituras silábicas profundizaron la comprensión del período de transición entre hipótesis silábica y silábico-alfabética.

En niños de jardín de infantes y con diferentes niveles de conceptualización a los que se les solicitó que escribieran al dictado dos listas idénticas de palabras, primero en forma manual en papel e inmediatamente después en computadora, se observó que los niveles conceptuales no dependen del instrumente utilizado; además, que recurrieron a la alternancia grafofónica (identidad fónica silábica sin identidad gráfica), lo que parece constituir el nexo entre el período silábico y el período alfabético.

Niños que escriben alfabéticamente pero que aun presentan oscilaciones en la segmentación gráfica de las palabras, a pesar de la presentación por escrito de palabras gráficas, recurren al silabeo, con lo cual encuentran siempre un desajuste entre las unidades de lo oral y las de lo escrito. Esto muestra que en los inicios de la escritura alfabética continúa vigente la exigencia de cantidad mínima de caracteres para que una secuencia de grafías sea interpretable, requisito se cumple solo en palabras con significado pleno.

Esa exigencia explica las razones de las dificultades que el término palabra genera en los niños, puesto que les resulta problemático aceptar como tal la que no tiene un significado semántico pleno (artículos, pronombres clíticos, preposiciones, algunas conjunciones). Admiten más fácilmente en cambio el término nombre, en tanto hace referencia a lo escrito como secuencia de letras interpretables, tiene un significado compartido y un único referente para los niños.

En relación a las relaciones entre lengua oral y lengua escrita se analiza la posible influencia de la escritura en la conciencia fonológica en niños preescolares de habla hispana que no han recibido enseñanza directa de la lectura ni de la escritura. Los estudios muestran que hay una fuerte correlación entre el nivel de conceptualización de la escritura y las tareas de conciencia fonológica. Desde el punto de vista evolutivo, la investigación no arroja evidencia de que la conciencia fonológica pueda surgir independientemente de la comprensión del sistema de escritura, lo que conduce a pensar que es un resultado y no un requisito para el aprendizaje de la lectura y escritura, lo que evidentemente tiene fuertes repercusiones en la enseñanza.

Las relaciones y diferencias entre lo oral y lo escrito también se indagaron mediante la escritura de textos narrativos familiares (en este caso Caperucita Roja). Los resultados del estudio llevaron a poner en duda que los niños escriban como hablan y que mejorando el habla mejorará la escritura. Al analizar el uso de los tiempos verbales asociados al pronombre VOS por oposición al uso de TÚ se observó que los niños intentan producir lenguaje escrito utilizando formas verbales ajenas a la oralidad. Cuando mediante la escritura hacen hablar a los interlocutores del cuento, apelan a “diálogos extremadamente formales, léxico refinado, imperativos atenuados y fórmulas de cortesía” (pág. 130): sabéis lo que sucedió, tienes, tu irás, ve a llevar, ten cuidado.

Otros artículos del libro refieren a estudios que indagan diferentes aspectos vinculados a la lengua escrita: a la incorporación de los signos de puntuación; a las distinciones entre el conocimiento gráfico y el sistema ortográfico, básicas para entender el aprendizaje de la ortografía y la interfase entre tipografía y ortografía; al formateo gráfico de la poesía tradicional y la obra teatral; a los problemas vinculados a la edición en la producción de un texto publicitario; y a la revisión que es abordada mediante la producción de epígrafes.

En la obra también se enfoca el problema del multilingüismo, tan común en las escuelas de la comunidad europea; al respecto se proporcionan ejemplos que muestran que la confrontación de escrituras de distintas lenguas conduce a un intenso trabajo analítico que favorece el avance en fonetización. De allí que se afirme que una “pedagogía de la alteridad” parece ser ventajosa para la alfabetización inicial.

Finalmente, la autora analiza el verdadero impacto de las “nuevas” tecnologías de la información y de la comunicación en los procesos de alfabetización en niños que son nativos informáticos, los de las nuevas generaciones que nacieron con esa tecnología ya instalada en la sociedad. Vinculado a ello, plantea su resistencia a emplear la expresión “alfabetización digital” y marca su preferencia por la de alfabetización “a secas”, haciendo hincapié en la necesidad de formar lectores alertas, inteligentes y críticos de lo impreso en papel o desplegado en la pantalla, con una visión global de los problemas sociales y políticos y capaces de expresar su palabra por escrito de manera convincente.