Facultad de Ciencias Humanas

18 de marzo - Inicio del primer cuatrimestre

12 de octubre: ¿“Día del Respeto a la Diversidad Cultural”?

Por: Graciana Pérez Zavala. Docente en el Dpto de Historia de la Facultad de Ciencias Humanas – UNRC

 A lo largo del siglo XX en la República Argentina el emblemático día 12 de octubre de 1492 -llegada de los europeos al continente americano- fue “festejado” bajo el calificativo de “Día de la Raza”, en alusión a una perspectiva de mundo colonial, eurocéntrica, racista y evolucionista. En 2010 el mismo fue renombrado como “Día del Respeto a la Diversidad Cultural” en el marco del quiebre de sentido de los ideales que definieron a las poblaciones de los Estados nacionales como homogéneas -en sus trayectorias étnico-culturales- y, en especial, en respuesta a los continuos reclamos de reconocimiento de preexistencia de las poblaciones indígenas.

En ocasiones los cambios de nombre abren caminos, al habilitar debates y reflexiones sobre el entramado socio-político que condiciona el otorgamiento de derechos. Otras veces, los discursos aggiornados encumbren relaciones de asimetría estructural. Respetar culturas abstractas parece una meta sencilla de cumplir, pero ¿qué ocurre cuando la diversidad cultual se corporiza en las manos encalladas de un indígena, en el cuerpo sin rostro de un afrodescendiente, en la mirada prejuiciosa sobre inmigrantes que reclaman reconocimiento jurídico, tierras, recursos económicos, educación intercultural bilingüe, entre otros aspectos? La respuesta salomónica bifurca los caminos: la “cultura” se vuelve esencia y se distancia de los despojos territoriales, la expropiación de recursos, la represión, el racismo, la pobreza, el monolingüismo… En cambio, las réplicas de los colectivos afectados por las políticas estatales que respetan (discursivamente) lo diverso son múltiples porque en ellas las historias de sometimiento, las disputas por la tierra, los conflicto socio-económicos, las vivencias delineadas por el racismo, el clasismo y el androcentrismo están entramadas culturalmente.

En esa encrucijada, resulta fundamental pensar la diversidad cultural en términos de relaciones desiguales inscriptas en prácticas contextualizadas y de larga duración, en las que los sentidos y significados disputados cotidianamente aluden a un juego dialéctico entre acontecimiento y reivindicación.