| Edith Vera |
(Rosario, 1951-Buenos Aires, 2019)
Trabajó como docente en Leones y San Francisco. Luego, en Villa María, estudió el profesorado de Nivel Inicial y fue nombrada directora de un jardín, cargo del que fue cesanteada por la dictadura militar (luego restituido en democracia). Además de poesía, escribió cuentos y artículos. SU obra, mayormente desperdigada e inédita, circuló durante décadas por revistas, antologías, programas de radio, fotocopias y blogs.
Índice
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¿Vamos a recoger hierbas por el mundo?
(De Las dos naranjas, 1969)
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Hay tantas pequeñas cosas diarias que debemos realizar
(De Láricas, 1994)
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De la antología Con trébol en los ojos. Selección y estudios a cargo de Marta Parodi. Sección “Poemas no incluidos en libro”)
¿Vamos a recoger hierbas por el mundo?
Haremos un herbario
con hojas y flores,
aun con aquellas que parecen
un murmullo apagado en la arena.
¡Qué bello será tener praderas,
pueblos, montañas, islas,
el silencio de una almendra caída
y el silbido de vientos lejanos
descansando en el cálido abrigo de la falda!
(De Las dos naranjas, 1969)
Hay tantas pequeñas cosas diarias que debemos realizar,
tan pequeñas,
tan importantes,
tan mínimas, tan maravillosas,
como probar qué sabor tiene el caldo, verificar si hay correspondencia.
Observar si ya brotó la yerbabuena,
si el reloj adelanta,
si el gato tiene leche en su plato,
que se hace difícil saber a ciencia cierta
si el verde se pinta o se escribe.
(De Láricas, 1994)
Como si en tus manos
un pájaro dejara
y al recibirlo hicieras
un nido entre las palmas,
dejo este verso mío.
Dile que el aire tiembla vivo de mariposas
en la azul ceremonia de celebrar los vuelos.
Dile que el aire
también teje las formas de las jaulas.
Y no le digas más.
Su corazón de pájaro
comprenderá.
—
Que tenga el oído atento
a la injusticia.
Que no tenga los ojos cerrados
ante el horror.
Que mis hombros sean fuertes
para ayudar al débil.
Y que tenga el corazón de abejas
para que mi lenguaje sea sustancioso panal.
Eso nomás, vida,
eso nomás.
—
No crean que aquí descansa
mi corazón entero.
Hace tiempo que dejé
atado con hilo azul
en una playa
la mitad de mi corazón.
Por eso, no crean
que aquí descansa
mi corazón entero.
(Semiepitafio. Dedicado al Dr. Walter Frutos)
(De la antología Con trébol en los ojos. Selección y estudios a cargo de Marta Parodi. Sección “Poemas no incluidos en libro”)