La defensa de algo presupone el amor y la amenaza: nadie defiende algo si no lo quiere ni tampoco si no fuera atacado.
Defendemos la Universidad pública porque por aquí han pasado docentes que nos han maravillado con sus clases, porque muchas de sus investigaciones han contribuido a resolver problemas urgentes de nuestra sociedad, porque han escrito historias que abrieron nuevos mundos, teorías fascinantes que nos han deslumbrado, expresiones culturales y artísticas que han hecho del mundo un lugar mejor. Porque el principio que rige su accionar en materia de educación, de investigación y de vinculación es el compartir y no el acumular; porque su gratuidad no garantiza nada, pero sí habilita el libre acceso a la educación superior a todas las personas del mundo que quieran habitar en el suelo argentino, cualquiera sea su nacionalidad, su religión o su condición social. Millones de personas han alcanzado una profesión y contribuido luego a la producción y al progreso, desde el ámbito público y desde el privado, gracias a ella.
La educación pública es la gran plataforma de ascenso social que tanto nos enorgullece y por eso la defendemos.
También la defendemos porque se encuentra atacada. Al desfinanciarla, el gobierno nacional la ataca. Relegando los salarios de docentes y nodocentes, el gobierno nacional la ataca: los salarios universitarios han perdido un 30% entre noviembre 2023 y noviembre 2024, esto ha dejado al 70% de ellos por debajo del umbral de la pobreza, desconociendo además los acuerdos paritarios. La ataca acusando de manera indiscriminada e injustificada a sus autoridades, trabajadores y estudiantes, falseando información y confundiendo a la opinión pública respecto de sus derechos, de sus deberes y de sus responsabilidades.
Defendemos a la Universidad pública en el aula y en el laboratorio, pero también en el barrio y en la calle. Explicando al resto de la ciudadanía que el Estado nacional invierte en las Universidades Nacionales menos del 3% de todo lo que gasta, que con eso sostiene casi 60 instituciones en todas las provincias argentinas, permite el acceso a casi 2 millones de estudiantes, sostiene más de 300.000 puestos de trabajo directos y crea millones de puestos de trabajo indirectos, activando el transporte, el mercado inmobiliario, la gastronomía, la infraestructura y los servicios en todo el territorio nacional.
Se la defiende, también, reconociendo con humildad sus verdaderos problemas y procurando corregirlos, pero sabiendo que ninguno de ellos se solucionará desfinanciándola.
Defender la Universidad pública es también reivindicar la justicia social y la historia misma del pueblo argentino.
Gestión de la Facultad de Ciencias Humanas