Facultad de Ciencias Humanas

18 de marzo - Inicio del primer cuatrimestre

ENSEÑAR ESTRATEGIAS PARA APRENDER A APREHENDER.

Para mí personalmente es una experiencia hermosa. Siempre parto de pensar, desde mi formación de base como psicopedagoga y desde el marco de la tutoría, el proceso de aprendizaje a partir de la diversidad y en un contexto complejo y en nuevos escenarios que nos plantea la educación. Esto de decir: “bueno, la Universidad se está extendiendo, está llegando a distintos lugares, entonces tenemos que estar preparados para responder a esa demanda”. Y este grupo de estudiantes precisamente planteaba esa necesidad de continuar alguna carrera y es para mí muy gratificante, personal y profesionalmente ayudarlos en ese camino”. Con estas palabras define Luciana Calderón, docente en el Dpto de Cs Jurídicas, Políticas y Sociales  en las asignaturas Psicología Evolutiva y Psicología Educacional, su participación en el proyecto “La Facultad de Ciencias Humanas en Contextos Carcelarios”, proyecto aprobado por la Secretaría de Políticas Universitarias y que responde fundamentalmente a la política de inclusión de la Secretaría Académica de la FCH.

Abogacía y Enfermería son las carreras que se dictan en el Penal de Río Cuarto. Son 15 alumnos en total y Luciana se encarga, junto a otra profesora de Trabajo Social, de darles las tutorías de las diferentes materias y ayudarlos a conseguir los materiales de estudio. Pero no sólo es eso. Lo fundamental es que, en las tutorías, les brindan a los estudiantes estrategias para aprender a aprehender. “La tutoría la entendemos desde un marco bastante amplio, como una acción formativa que permite un acompañamiento en distintos procesos y en distintas dimensiones del sujeto que aprende, desde un abordaje más bien académico, cognitivo, pero también social, emocional, personal… atendiendo a una dimensión integral del proceso de aprendizaje. Siempre pensando en promover estrategias para aprender a aprehender, para que cuando los estudiantes salgan puedan tener herramientas para pensar críticamente, para abordar las realidades desde otra perspectiva. Ellos mismos te dicen: yo antes de estudiar pensaba una cosa y ahora pienso otra”, explica la psicopedagoga.

Luciana cuenta que el encuentro con los estudiantes la reconforta. Siempre la esperan con muchas preguntas e inquietudes, se muestran predispuestos a aprender, se ayudan unos con otros y aprovechan al máximo el espacio de las aulas ya que luego les es difícil encontrar otro lugar y momento para estudiar. Por lo que ve y escucha, para los estudiantes  tener la posibilidad de estudiar y seguir una carrera universitaria es un proyecto de vida, un proyecto profesional, y un proyecto vocacional. “Incluso hay estudios científicos que apoyan que los procesos de aprendizaje permiten cambiar la existencia y la forma de vida de las personas que están en situación de cárcel, entonces ese es nuestro ideal y nuestra utopía, que el proceso de aprendizaje venga transformar sus vida y puedan mejorar también su calidad de vida y la vida en sociedad”, agrega Luciana.

Así como resulta gratificante, el proyecto también es un desafío, “como profesionales y como persona”, expresa Luciana, “porque también implica un cambio de concepciones. Implica repensar matrices de interpretación. Creo que tiene que ver con desnaturalizar prácticas sociales y educativas, de pensar que el sujeto de aprendizaje solamente aprende en un aula sentado en un banco cuando en realidad la complejidad nos está proponiendo y nos está demandando otras cosas”.

La realidad está a la vista y es que en el Penal de Río Cuarto hay detenidos con ganas de estudiar, movidos por una posibilidad que quizás antes no tenían. Los profesores y graduados que llevan adelante el proyecto ven en los estudiantes el esfuerzo y la motivación, y es eso mismo lo que los empuja a dar lo mejor de sí mismos y a encontrar las herramientas y las formas para ayudar a los alumnos a llegar a su meta.

Partimos de pensar el aprendizaje y la posibilidad de educarse desde la libertad. Si bien ellos están privados de la libertad, es una libertad de circulación. Pensamos, creemos y sostenemos que la libertad de pensamiento es mucho más potente. Entonces trabajamos desde ahí, pensamos los procesos de aprendizaje y las intervenciones desde el marco de la libertad, desde pensar en proyectar, en proponer, en crear, en transformar”, finaliza Luciana.

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