Facultad de Ciencias Humanas

65 egresados y egresadas recibieron sus diplomas este viernes en la Colación Nº 286

65 flamantes Graduados y Graduadas recibieron sus títulos en el acto realizado en el Aula Mayor este viernes por la tarde. En la ocasión el Decano de la FCH, Prof. Fabio Dandrea pronunció el discurso de Colación. También estuvo presente la Directora del Departamento de Educación Física, Prof. Karen Becerra.

Discurso del Decano de la Facultad de Ciencias Humanas en la Colación de Grado y Posgrado nº 286

Estimado Sr. Rector, Prof. Roberto ROVERE; Sr. Vicerrector, Prof. Jorge GONZÁLEZ; Sra. Secretaria de Vinculación con el Medio de la Facultad de Ingeniería Prof. Natalia RODRIGUEZ, Sr. Secretario Académico, Prof. Sergio GONZÁLEZ, demás autoridades, personal docente y no docente, familiares y amigos que hoy nos visitan, egresadas y egresados de la Universidad Nacional de Río Cuarto:

Las palabras que deseo compartir en representación de nuestra institución – honor que me ha sido conferido y que quiero agradecer – pretenden destacar el merecido logro de cada uno de ustedes, en el cumplimiento de una etapa que los define como profesionales. Etapa que, a la vez, los invita e interpela como actores sociales, dimensión que resulta de marcada incertidumbre y que demanda competencias que no se originan con carácter exclusivo en la formación en educación superior.

Por esa razón, queremos celebrar la presencia de cada una de las familias que hoy acompañan a nuestros egresados. Para ellos son hoy también nuestras palabras, con la convicción de que la institución debe honrar aquella decisión que condujo a cada uno de sus hijos a las aulas de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Es en esa matriz familiar, que reconocemos y destacamos, que se han forjado los valores que acompañaron esta etapa de formación y que hoy, cumplida la misma, se renuevan, de cara al desafío de la participación social. El logro que hoy celebramos es colectivo, el orgullo y la alegría nos reúnen. Más aún, con la presencia física de cada uno de ustedes en el Aula Mayor, un espacio simbólico que experimentó – como alguna vez expresé, con motivo de una colación de carácter virtual– una ausencia tan presente y una presencia tan ausente.

De carácter inminente, el ducentésimo sexto aniversario de la Declaración de la Independencia argentina resulta una referencia de carácter obligado, en momentos sociopolíticos de marcada tensión para nuestro país. Tensión que se experimenta en todos los ámbitos y escenarios. Sin embargo, y aunque parecieran formar parte de la idiosincrasia argentina, la conflictividad y la adversidad también pueden interpretarse como desafíos y oportunidades

A la ciudad de San Miguel de Tucumán llegaron diputados de distintos puntos de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Los caracterizaba la representatividad. Es decir, cada uno de ellos estaba allí no a título personal, sino con la responsabilidad de un rol que les confería poder y, a la vez, los integraba en el propósito de articular y proyectar una idea de nación, de carácter incipiente durante aquellos años. En síntesis, por encima de sus intereses personales, por encima de las eventuales diferencias, debía prevalecer el bien común y el objetivo de componer.

Desde aquel acontecimiento fundante para nuestro país nos permitimos una breve reflexión sobre el rol de los actores sociales y, en función del mismo, el sensible desafío de la administración del poder. Y entendemos necesario practicar esta reflexión pues cada uno de nosotros, desde los desempeños cotidianos, tiene la responsabilidad de contribuir con la anhelada transformación de nuestra sociedad.

El concepto de imagen social, desarrollado por el sociólogo canadiense Erving GOFFMAN, enfoca el valor de un modelo de actos verbales y no verbales a través de los cuales un sujeto expresa su visión de la situación y, a través de ella, su evaluación de los participantes, y especialmente de sí mismo. En esa dinámica, necesariamente interactiva, la relación de poder entre los participantes define comportamientos y se traduce en la posibilidad – o imposibilidad – de superar eventuales discrepancias. Y las relaciones de poder, en gran medida, se basan en el rol que cada sujeto ocupa en un escenario contextual.

Queridos egresados. El lugar que socialmente puedan ocupar los convoca desde una responsabilidad mayúscula: la comprometida asunción de los roles y la administración responsable del poder devenido del rol, en aras de procesos que contribuyan con la superación de las diferencias y la efectiva construcción social.

Hacemos propias las palabras de Raúl Eduardo BARRIONUEVO DRUETTA (RALY BARRIONUEVO), ese entrañable artista santiagueño que recientemente visitara nuestra ciudad para la celebración de los cincuenta años de la Universidad Nacional de Río Cuarto, pensé que de política no iba a hablar, pero ahora que recuerdo, política hacemos todos al caminar. Y en sus futuros desempeños, en el desarrollo de la actividad profesional para la que se han formado, el despliegue del poder en las decisiones por tomar – ya sea en el ámbito público o privado – constituye una acción de carácter político.

El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente, señalaba Lord ACTON en 1887. La afirmación está vigente y se resignifica en cada entorno. No por ello debemos renunciar a la posibilidad de transformar dinámicas impuestas y permitirnos creer que otra realidad es posible. No podemos ni debemos resignarnos al statu quo.

También, pese a la representación negativa, es preciso señalar que la noción de poder no es buena ni mala en sí misma. Si el poder se ejerce con la pretensión de contribuir con el desarrollo estructural de una institución social, el actor que lo ejerce agotará sus esfuerzos para resolver el riesgo de la confrontación. Evitarla, si es viable. Superarla, si es inevitable. Ocurre también que la administración responsable del poder demanda mayores capacidades en torno al desempeño de un rol y el despliegue de estrategias conducentes a la conciliación.

De manera consecuente, tres dimensiones vinculadas con la noción de poder merecen un breve análisis: el desarrollo de acciones que se agotan en el plano discursivo, aquellas que adoptan el carácter de hechos y las que exhiben la congruencia entre lo declamado por el discurso y los hechos propiamente dichos.

Sencilla de formular, la observación abarca una inconmensurable complejidad. En el año 1945 se publica la novela Rebelión en la Granja, del escritor inglés George ORWELL. La ficción de la obra retrata el grupo de animales de una granja, que sometidos por la tiranía de los humanos los expulsa y crea un sistema de gobierno propio…que acaba convirtiéndose en una tiranía. La novela presenta un análisis de la corrupción que puede surgir tras toda adquisición de poder y la necesidad de configurar discursivamente la figura de un enemigo.

Y allí advertimos la primera de las dimensiones: el enemigo como fundamento de toda práctica – esencialmente discursiva – de despliegue de poder. De allí sólo surge el actor social cuyo rol y asunción del poder se basa casi con exclusividad en la necesidad imperiosa de conformar discursivamente un enemigo, una potencial amenaza que justifique, precisamente, el rol y poder del actor en cuestión. Demás está decir que tal actor se limitará, también exclusivamente y con despliegue absoluto de sus recursos, a la confrontación.

La segunda de las dimensiones supone el paso del discurso a la acción, a la propuesta. Dimensión que desafía, pues requiere del análisis, la planificación y la toma de decisiones para modificar entornos. Como señalamos antes, en los espacios de actuación social en los que participen, tales decisiones constituyen acciones de carácter político. Queridos egresados: es nuestro anhelo que tales decisiones no se limiten al plano discursivo. La realidad de nuestro país requiere menos confrontación discursiva y más propuesta efectiva, la capacidad de gestionar radica en la generación de propuestas capaces de superar divergencias, propuestas para construir y no para confrontar.

La tercera de las dimensiones, la congruencia entre lo declamado por el discurso y los hechos que resulten de la capacidad de gestionar, exhibe el estado ideal en el desempeño de un rol y la administración responsable del poder. Para ello, la capacidad de interpretar contextos; de advertir necesidades y oportunidades para intervenir y promover transformaciones sociales; y la aptitud para actuar por el bien común, requiere de una participación activa que, la mayor parte de las veces, los va a colocar en la vereda opuesta de lo que el denominado sistema impone.  

El 09 de julio se conmemora el Día de la Independencia Argentina. En la casa de Francisca Bazán de Laguna, Monumento Histórico Nacional en nuestra querida ciudad de San Miguel de Tucumán y tras largas horas de debate, Francisco Narciso Laprida preguntó:

¿Queréis que las provincias de la Unión sean una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?

Dos siglos después, la pregunta se renueva y adopta un carácter integral que nos interpela:

¿Queremos que nuestro país sea una nación libre e independiente de las maneras recurrentes y mezquinas de administración del poder para avanzar en una transformación social genuina?

La respuesta está en las acciones futuras, en la congruencia entre nuestros dichos y nuestros hechos. El título que hoy acredita su formación profesional sólo es un componente más en un permanente proceso formativo en valores

Nuestras felicitaciones para todos por este logro. A celebrarlo con nuestros seres queridos. En un contexto de tanta adversidad, también es una práctica que se merece y resulta necesaria. Nuestros mejores deseos para la comunidad universitaria en el receso que se inicia.