La Maestría en Juego, carrera de posgrado de la Universidad Nacional de Río Cuarto, transita la última etapa de sus seminarios del año.
Impulsada por la Facultad de Cs. Humanas, la Maestría en Juego es la primera de su tipo en el país. Su directora, la Dra. Ivana Rivero, fue una de las principales impulsoras del proyecto, que inició en 2019 y hoy abre nuevas puertas para el sector de la Educación Física de forma integral.
El objetivo de la carrera es formar graduados comprometidos con sus realidades sociales, capaces de analizar y generar propuestas de juego, pero además crear lugares y momentos para jugar, en espacios educativos, recreativos y de salud de distintos contextos sociales. La Maestría busca atender las necesidades de la sociedad a través de propuestas corporales, con énfasis en una perspectiva de derechos.
Lucas Períes, investigador y docente de Arquitectura, es el responsable del seminario “Espacios urbano-arquitectónico para el juego”, el tercer curso de la Maestría. El seminario se dió en 4 clases. La primera de modalidad presencial, y las siguientes de forma virtual sincrónica, con el agregado de EVELIA en el tercer encuentro. Los meses de octubre y noviembre se basaron en reflexionar y explorar desde la teoría y la práctica, sobre el rol y las posibilidades que generan los espacios urbano-arquitectónicos para la práctica del juego.
Lucas Períes es profesor en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño (UNC) y en la Facultad de Arquitectura (UCC). Para entender mejor su rol en esta nueva Maestría, explica diferentes aspectos sobre el desarrollo del curso.
Su vínculo como Arquitecto, en una Maestría articulada esencialmente a la Educación Física, lo define como un vínculo directo. El desarrollo de las prácticas lúdicas depende de los espacios que habitamos. Es por eso que la Maestría en juego incluye el curso “Espacios urbano-arquitectónico para el juego”. Así, los conceptos de cuerpo, espacio y habitabilidad, se vuelven elementos interdependientes.
-¿Cuáles son los objetivos y beneficios del curso? ¿De qué trata?
– El curso se plantea como un ámbito para reflexionar y explorar, desde la teoría y la práctica, sobre el rol y las posibilidades que propician los espacios urbano-arquitectónicos para la práctica del juego. Se abordan características formales, físico-estructurales y funcionales de los espacios arquitectónicos y urbanos. El mobiliario y los elementos estructurantes para el juego y también se pone atención en los espacios verdes, abiertos o descubiertos, con un enfoque ambiental. Se acentúa en la seguridad y accesibilidad universal.
Períes destaca que el curso pone atención en el contexto social. Lo plantea como condicionante, pero también como una posibilidad para la construcción de los espacios. Lo importante, en este ámbito, es la adecuación a los contextos de los espacios que se proyectan. Hay prácticas arquitectónicas que se concretan con recursos mínimos en contextos de extrema vulnerabilidad. Estudian, por ejemplo, casos de sectores marginales de la región latinoamericana, en los que evidencian dificultades económicas. Sin embargo, Períes dice que, como para jugar, “no hace falta dinero”, el contexto económico muchas veces pasa a un segundo plano.
-¿Cuál es la definición de “juego” con la que trabajan? ¿Incluye a qué edades?
-Esa es una pregunta compleja y, al mismo tiempo, yo no soy especialista en la materia. Pero la maestría tiene cursos específicos sobre teoría del juego, en los que las definiciones se profundizan y seguramente también se reformulen. Desde mi mirada, el juego es aquella práctica que si en la vida abandonamos dejaremos de ejercitar la creatividad. Y este último concepto es de gran importancia, porque nos permite inventar posibilidades a la realidad, eso es proyectar, por lo tanto, imaginar un mundo mejor. Con relación a ello me gusta expresar una frase empleada por varios autores y como reformulación del planteo de René Descartes, que es, “Juego y luego existo”. El juego no tiene edades para su práctica. Es inherente a la conducta humana, aunque con el paso de los años la cultura nos juzgue si seguimos jugando. Por suerte soy diseñador y artista visual, profesiones en las que jugar es parte del trabajo cotidiano y está socialmente permitido.
-¿Cómo se vivieron las experiencias en los cursos dictados este año en la UNRC?
-La maestría está transitando su primera edición con gran repercusión y convocatoria. Hay un grupo humano muy valioso, tanto del cuerpo directivo y docente como de estudiantes. La experiencia ha sido muy enriquecedora desde mi participación, principalmente por el encuentro de los distintos enfoques disciplinares que siempre potencian la construcción de conocimiento.
La duración de la Maestría es de 3 años: 2 de cursado y 1 de Trabajo Final. Está conformada por un Trayecto Estructurado obligatorio, común a todos los estudiantes, y un Trayecto No Estructurado electivo, que lo define cada estudiante, en función de sus intereses y contextos de intervención, dentro de la oferta de cursos de la carrera. Cada maestrando debe cursar 14 seminarios de los 17 que se dictan.
Con buena repercusión, esta nueva e innovadora carrera de carácter interdisciplinario amplía las opciones dentro de la FCH y abre el abanico de posibilidades para futuros graduados de la UNRC.
Por Camila Aguirre, estudiante de Lic. en Periodismo