Por Comisión Ad Hoc dedicada a la creación de la Maestría en Juego (Profesores Dra. Ivana Rivero, Dr. Manuel Barcelona, Dra. Claudia Kenbel)
Por el Programa de Investigación Juego y Deporte en la Sociedad (Profesores Lic. Verónica Picco, Lic. Virginia Rovere)
En nombre de docentes, investigadores, estudiantes, graduados, becarios que integran el grupo, entre los cuáles se cuenta el autor de las palabras que siguen, Prof. Dr. Esteban Manuel Barcelona quien dedicó su tesis doctoral a analizar las representaciones sociales en torno a Diego Armando Maradona.
El 25 de noviembre de 2020, y como remate de un año de Aislamiento Social Preventivo Obligatorio, la Argentina llora la muerte de Diego Armando Maradona. No es un hecho más en el transcurrir de los días, es una bomba de alto impacto que hizo blanco en Buenos Aires con ola expansiva a escala global. El mundo llora la partida del mejor jugador del siglo XX.
Los medios masivos de comunicación completan la programación con su historia, con su magia. Se escuchan voces de periodistas, relatores, amigos, médicos, hombres, mujeres, grandes y chicos, gente que llora frente a un micrófono al ser consultado por la partida del ídolo, gente que hace más de 12 cuadras de cola para despedirlo en la Casa Rosada. Documentales sobre su vida, pasajes de su relato, entrevistas hechas en distintos momentos de su vida, imágenes de su particular manera de jugar, llenan los programas televisivos y las redes digitales. Personalidades relevantes de vida política (desde el Presidente al Intendente) le dedican frases, imágenes y posteos.
Se puede ver, leer y escuchar la despedida que le dedica el mundo del deporte: deportistas destacados en distintas disciplinas, entrenadores, directores técnicos, auxiliares, jueces, dirigentes, docentes e investigadores.
El mundo del juego también llora su muerte. Con él se va el relato en primera persona de lo que siente, cree, piensa y hace el Mejor Jugador de Futbol del Siglo XX[1]. En la cancha de futbol, Maradona elevaba la tensión emotiva del juego, sorprendiendo (a los adversarios y espectadores) y desafiando (a los compañeros de equipo, adversarios y dirigentes), y hasta se animaba a sostener la diversión transgrediendo reglas (posibilidad que ofrece el juego pero no admite el deporte). El mundo del juego llora en silencio porque el barrilete cósmico[2] se fue al cielo. El llanto de miles de niños y niñas que se dejan contagiar de su gusto por jugar el deporte más popular de la Argentina, madres y padres que acompañan a sus hijos a la escuelita de futbol, profes de Educación Física que enseñan a disfrutar de moverse para transformar en oportunidad el vacío que genera la incertidumbre. Un jugador que elevó a miles de espectadores a ese mundo de ilusiones, gritos, alegrías, tribunas completas imaginando ser ese héroe futbolístico generando, en palabras de Huizinga “un sentimiento de tensión y alegría y de la conciencia de ‘ser de otro modo’ que en la vida corriente” (2000: 45).
Una de las frases de Diego “si me muero, quiero volver a nacer y quiero ser futbolista. Y quiero volver a ser Diego Armando Maradona. Soy un jugador que le ha dado alegría a la gente y con eso me basta”. Y en esta última parte alude al jugador que le da alegría a la gente, y así el juego se convierte en una construcción morfológica que remiten e a una actividad ligada al disfrute personal, elemento plástico, de oscilación, de vaivén, entre la incertidumbre y la regla (Gadamer, 2005). Precisamente en esos vaivenes de las circunstancias y en una actitud muy propia del mundo del deporte amateur, nuestro entrañable Osvaldo Wehbe[3] era alojado en el hotel de la selección durante el mundial ’90 gracias a la gestión de Maradona.
Parte del hacer cultural de nuestras sociedades, el Diego que se fue físicamente, podría interpretarse a la manera de un “hito”, que no es más ni menos, que un acontecimiento que marca un antes y un después para los análisis, las interpretaciones, las reflexiones, las cuales nunca fueron sólo del deporte, sino en buena medida, de quiénes somos, a quiénes respetamos, ensalzamos, visibilizamos, con quienes nos identificamos, cómo nos movemos, cómo duelamos, por qué nos emocionamos, qué nos da bronca o alegría, en definitiva cómo jugamos.
La comunidad de conocimiento que coloca al Juego como objeto de estudio en la UNRC, recuerdan a Maradona y le brindan homenaje desde siempre apostando a la formación (inicial y permanente) y a su calificación en la investigación de profesores y licenciados en Educación Física (niños y niñas de otro tiempo que se permiten seguir siéndolo) que abrazan el mundo del juego y del deporte para compartirlo, para enseñarlo, para perpetuarlo en la cultura corporal de los pueblos como prácticas autotélicas de vida activa. Campo de conocimiento que despunta su potencia investigando estas cuestiones sociales y humanas.
¿Qué hizo Maradona en tu vida? Breves reflexiones sentidas post mortem del jugador del siglo siglo[4]
“Qué me importa lo que Maradona hizo con su vida, me importa lo que hizo con la mía”
Roberto Fontanarrosa
Maradona, toda su vida jugando… Jugando con la pelota, con los defensores, jugando con las palabras, jugando con los periodistas, haciendo jueguitos de dominadas con cualquier objeto de cualquier forma. Y los últimos 20 años arriesgándose y jugando con su vida, sin dejar nunca de jugar… Y si tengo que responder “qué hizo con la mía”, debo responder que me hizo “coleccionador” Maradoniano primero, Maradonólogo después, de casi toda su obra de arte: homenajes, películas, documentales, libros y artículos académicos, revistas homenaje, poemas, novelas, músicas y estatuas de todo el mundo, frases polémicas y/o populares, relatos, contradicciones. “¿Por qué lo hizo?” personalmente, por haber vivido en Brasil a los ocho años de edad en el Mundial de México 1986, por la rivalidad del país vecino, por generar la identidad desde el extranjero, y por intentar entender que en los más de diez años interrumpidos de residencia, porqué me apodaban o me llamaban: “Maradona”… y no podía entender por qué me felicitaban. ¿Por qué me integraban, porqué me invitaban a jugar “los hermanos” (apodo con el cual nos denominan a los argentinos)? Por eso, no se puede pensar en Maradona sin sentir la carga simbólica que provoca.
Y, como a todos, se nos hace imposible no querer homenajearlo, pero desde una perspectiva académica pudimos analizar la prensa gráfica el día posterior al partido homenaje (10/11/2001) y le dedicamos artículos (2003, 2011, 2014) y tesis de post grado (maestría: 2004 y doctorado: 2010). En estos estudios, pudimos evidenciar que los periodistas tratan a Maradona con características que aproximamos, por medio de indicios (GINZBURG: 1989), a algunos personajes míticos como: Martín Fierro, por la rebeldía, transgresión y picardía; Peter Pan, por el mito del pibe; San Martín por ser el Salvador de la Patria y, por último; Robin Hood, por darle alegría de la gente, y atacar al poder.
Ahora con la pérdida física de Diego, aumentan todavía más las preguntas: ¿Cómo los hinchas le van a despedir y resignificar? ¿Cómo lo abordarán las ciencias sociales y humanas? ¿Dejarán de criticar la dimensión personal y solo se interesarán por el jugador profesional? ¿Será que los maradonianos van a contar AD y DD? ¿Se crearán otras sedes de la Iglesia Maradoniana y ampliarán sus mandamientos? ¿Se manchará la pelota sin Diego? ¿Qué hacen ahora los maradonianos con la carga simbólica que representa? ¿Multiplicarla y mitificarla más, humanizarla? O como dicen los periodistas: “Maradona: el más humano de todos los Dioses”. ¿Es posible pasar de ser maradoniano a maradonólogo y ser objetivo? ¿Cuál es la delgada línea? Qué desafío… ¿Maradona somos todos?
No sé lo que Maradona hizo con tu vida, todavía seguiré un tiempo intentando comprender lo que hizo con la mía…
[1] Maradona compartió con Pelé el premio al Mejor Jugador del Siglo XX galardón otorgado por la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA). El argentino ganó la encuesta popular realizada por internet. El brasilero ganó la encuesta a expertos. De aquí nace la frase “el Diego de la gente”.
[2] El 22 de junio de 1986 el periodista deportivo Víctor Hugo Morales gritó un gol de Maradona “Barrilete Cósmico” ¿de qué planeta viniste?, sumando un apodo más a su trayectoria como jugador.
[3] Osvaldo Wehbe, otra gran pérdida en este año tan especial. La particular voz del periodista deportivo local supo enraizar el sentir del futbol, en general, y de Maradona, en particular, en la vida cotidiana de la gente del sur de Córdoba. En ocasión de su muerte, Maradona lo despidió en las redes diciendo: “Que en paz descanses, querido Turco Wehbe, ’un GRANDE entre los grandes’ relatores del fútbol argentino. Mis respetos a tu familia y a toda la provincia de Córdoba”.
[4] Tesis doctoral publicada en: BARCELONA, E. M., VOTRE, J.; TEVES, N. & VASCONCELLOS, C. “Representações sociais de jornalistas argentinos e brasileiros sobre Maradona e Romário”. Revista Movimento, Porto Alegre, (ESEF/UFGRS). ISSN 0104-754X. V18 (n02) p. 205-233, Abr/jun de 2012 (Impresa). También formato digital (Electrónica) disp. en: http://seer.ufrgs.br/Movimento/article/view/24278/19071.
Tambien en BARCELONA, E. M., VOTRE, J. & TEVES, N. L’immagine di Maradona nella sua autobiografia e nei media durante la sua partita omaggio. In “Maradona: sociología di un mito globale”. Bifulco, Luca & Dini, Vitorio (coordinadores). Ed. Ipermedium Libri: ISBN 978-88-97647-14-0, p. 179-194, 2014.