Facultad de Ciencias Humanas

Discurso de la 309° colación de grado y posgrado por el Prof. Cristian Santos, decano de la FCH.

Por Cristian Santos

Agradezco a las autoridades de la UNRC por permitirme compartir este discurso en el acto de colación del mes de mayo. Las ceremonias de colación son, probablemente, los momentos más esperados y emotivos de la vida universitaria, porque en ellas culmina una etapa llena de sueños acumulados durante años. 

Es tu sueño personal, pero también el de tu familia, que te ha visto crecer. El de tus amistades, que disfrutaron de tus logros pero que también te acompañaron en los momentos difíciles. Es el sueño de tus docentes, quienes hoy te miramos a los ojos, recordamos tu paso por las aulas y reconocemos que gracias a vos hoy somos un poco mejores. Es el sueño del personal nodocente de esta Universidad, que la sostiene día a día. Y es también el sueño de aquellas personas que aún no llegaron a esta etapa a la que vos llegaste. Ellas son, también, y acaso principalmente, nuestra responsabilidad. 

Pero, además, mayo es un mes muy especial y cargado de simbolismo.

El primero de mayo conmemoramos el día internacional de las y de los trabajadores. Recordamos la lucha para conseguir la jornada de ocho horas, una conquista que se llevó muchas vidas y que nos enseña que sin derechos, ningún trabajo dignifica. 

El mundo enfrenta graves retrocesos. Hasta lo brillante esconde sombras. Los dispositivos tecnológicos que usamos a diario, por ejemplo, se producen a menudo en condiciones laborales deplorables en diferentes partes del mundo, con salarios extremadamente bajos, explotación infantil y falta de derechos laborales. Su bajo precio oculta un costo humano altísimo.

Las tiendas de ropa del primer mundo, consiguen bajos precios gracias a la explotación en países periféricos. El costo laboral de sus productos representa una mínima parte de su precio final.

Millones de personas en el mundo son refugiadas o desplazadas por la fuerza, huyendo de sus países a causa de la violencia. Conflictos armados prolongados generan un sufrimiento inmenso y el avance de las tecnologías de la muerte.

En mayo también la Universidad Nacional de Río Cuarto ha cumplido 54 años. Con aciertos y con errores, esta institución ha formado a miles de profesionales, ha generado conocimiento científico y tecnológico relevante, ha contribuido al desarrollo económico, social y cultural de la región y, como todo el Sistema Universitario Público Nacional, hoy enfrenta un verdadero peligro: el desfinanciamiento.

El presupuesto es insuficiente, los salarios universitarios son extremadamente bajos, equiparables a los de la crisis del 2001. Las y los estudiantes necesitarían varias becas para cubrir sus necesidades más elementales.

Lo que el Estado nacional invierte en el sistema universitario es una porción mínima de sus erogaciones totales, a pesar de la importancia que tiene para el desarrollo de todo el país. Los intentos que hasta ahora hemos hecho para revertir esta situación han sido frustrados.

La crisis presupuestaria no se limita tampoco al sistema universitario. También la sufre el sistema de salud y otros sectores de nuestra sociedad. Las personas jubiladas y pensionadas viven momentos verdaderamente críticos.

Los discursos de odio y la cultura de la cancelación, caracterizan tristemente la violencia de estos tiempos.

¿Es tan costoso respetar la integridad de las personas? ¿Qué prioridad puede tener el equilibrio fiscal o el orden macroeconómico por encima de la dignidad humana?

Como comunidad, debemos preguntarnos por qué permitimos que estas situaciones ocurran y qué podemos hacer para revertirlas.

En este mayo conmemoramos 215 años de aquella revolución en la que comenzamos a soñar con ser una Patria verdadera. Mayo es también el mes en el que fue creada nuestra canción patria, la que entonamos miles de veces y parece que siempre nos emociona un poco más. 

Mayo es, además, el mes de nuestra escarapela. Ese símbolo tan sencillo y la vez tan importante, porque nos distingue. Representa los valores de aquellos pueblos unidos del sur: la libertad, la igualdad y la dignidad. 

En nuestras colaciones, como la de hoy, juramos por la justicia y por la igualdad, es decir, por la justicia social. Juramos por los valores democráticos, por la Constitución Nacional y por los Derechos Humanos, por defender la Educación Pública y garantizar una ciudadanía plena. 

Vivimos tiempos muy difíciles. Pero las y los invito, con humildad, a que no nos venzan la resignación ni la indiferencia. A que sigamos el ejemplo de nuestras madres y de nuestros padres fundadores. A que la libertad, la igualdad y la dignidad estén presentes en cada acto de nuestras vidas, adonde sea que nuestras vidas nos lleven. 

Felicitaciones a quienes hoy cumplen su sueño de graduarse en nuestra universidad pública. 

Como dijo el poeta: la Patria es la Humanidad. 

¡Viva la Patria! 

Muchas gracias.